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Opinión

#ColumnadeOpinión ¡Hijos prestados!

Por. Tito.

Centenares de niños y niñas diariamente andan de brazos en brazos, siendo utilizados por personas que ni siquiera son sus padres, para pedir plata en semáforos, centros comerciales, calles y avenidas.

Esta situación no es únicamente vista en Santa Marta sino en casi todas las ciudades del país, con una indiferencia y aceptación por parte de las autoridades, especialmente el Bienestar Familiar y la policía de infancia y adolescencia.

Es un comentario permanente de la gente, ante el descaro de muchas mujeres, que a las seis o siete de la noche llegan a los puntos donde establecen sus puestos de pedidos de dinero a recoger a los niños quienes han permanecido por horas en brazos de otra mujer o de un hombre que no es ni su mamá ni su papá.

Antes de la crisis venezolana en Santa Marta solo se veían grupos de “pedigüeños” de Tasajera, Pueblo viejo e incluso de Ciénaga, muchos de ellos, conocidos por personas que inclusive en el centro de la ciudad les compraban camarones, huevas de pescado y lisas secas y con asombro veían que algunos de ellos, después de vender sus productos se parqueaban en diferentes lugares mostrándose que padecían de alguna enfermedad para engañar a los transeúntes, quienes desconociendo la trampa y movidos por la generosidad, les daban las limosnas a estos falsos enfermos, quienes después de nueve o diez de la noche se levantaban de su estado de postración e invalidez como por arte de magia, para irse tranquilamente a sus casas.

La Chonchi, Pelito quemao , la pelá, ojito seco ya eran conocidas por sus apodos y por sus artimañas pero con la llegada de tanto venezolano se les dañó el “negocio”.

Y quizás ellas- presumimos- las que ahora, cambiando de estrategias, sean las que estén también alquilando a sus hijos, para hacerle competencia a las venezolanas.

Sería pertinente que ante esta situación vista por todos, menos por las autoridades competentes, se ejecuten acciones que permitan establecer si verdaderamente estos niños están con sus padres en situación de pobreza absoluta, que puede ser cierto, independientemente que sean venezolanos o colombianos, o que estemos ante un delicado caso de vulnerabilidad de los derechos de estos inocentes niños.

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